domingo, 2 de marzo de 2008

Gaidrel

El cielo se teñia de un gris plomizo mientras avanzaban por el angosto camino. Era la tercera jornada de viaje, ya pasados los páramos desiertos de Angur, cuando divisaron a lo lejos lo que parecían ser las ruinas de una antiquísima ciudad. Conforme más se adentraban en el maltecho sendero podían ir apreciando los detalles de las grandes murallas llenas de un musgo de color verde intenso, que dejaba paso a las hojas de las enredaderas que se habían hecho con el lugar. A lo lejos, la enorme fortaleza que coronaba la colina aún mostraba su contundente presencia a todo aquel que osase posar sus ojos en ella. Aunque para ser sinceros, aquellos parajes no habían sido explorados en siglos. Les había costado bastante trabajo seguir el camino que su extraño guía había preparado para la expedición. Izcar era un hombre bajito, de unos cincuenta años, que parecía más un bufón de la corte que un experto guía, pero hasta el momento no tenían más opción que seguir sus pasos, ya que solo el conocía el camino hacia las tierras perdidas, o al menos eso decía él.

_ Tuvo que ser un bonito lugar_ comentó Eler, el joven guerrero con su eterna sonrisa en la cara parecía tener ganas de conversar.

Izcar levantó la cara del suelo.

_ Sí, lo fué._dijo con una extraña sonrisa dibujada en la cara_ Hace unos cuantos cientos de años...si, señor. Fue un hermosísimo lugar.

El resto del grupo prefirió no contribuir a la conversación, la jornada había resultado agotadora y las ultimas luces de la tarde empezaban a desaparecer por el horizonte.

_¿Que les parece señores, y señorita, por supuesto, si acampamos aquí esta noche?_ dijo nuestro guía señalando a un pequeño grupo de arboles unos metros más allá de donde nos encontrabamos.

Todo el mundo pareció estar de acuerdo con la decisión, y pronto el grupo se encontraba montando unl improvisado campamento. La noche había caido por completo sobre nosotros, de la hogera tan solo quedaban algunos rescoldos y todos descansaban sobre el gélido suelo. Bueno todos menos Eler, al cual le había tocado la primera guardia de la noche y yo, que por alguna extraña razón no podía conciliar el sueño.

Mientras observaba las ascuas de la hogera, meditabunda, sentí como si algo me llamara. Levanté la vista, y contemplé el antiguo palacio que se alzaba imponente frente a nosotros, a penas a algunos kilometros. El sendero nos había acercado bastante a él. Trás observalo unos instantes noté como un resplandor plateado parecía reflejarse en sus muros. Tal vez fuese eso lo que me estaba llamando... Cogí algo de abrigo y me dirigí hacia las oscuras ruinas. Pasé junto a Eler, que con los ojos semicerrados ni se percató de mi presencia. _Menudo guardia..._pensé. Pero realmente no importaba mucho, ¿quien iba a pasar por aquellos reconditos lugares? Nadie. Tal vez por eso no temí el hecho de adentrarme sola en las sombras de la noche, hacia un lugar totalmente desconocido para mí... solo tal vez...

Cuando llegué al patio del inmenso palacio la luna se hallaba en su cenit, casi totalmente menguada solo permitia apreciar lo desierto del lugar. Todo era muy extraño, parecía haber permanecido quieto en el tiempo, desde que quienesquieran que vivesen allí hubiesen decidido abandonarlo. Avancé sigilosamente hacia la gran escalinata que ascendia hacia el palacio, pero en el camino hasta esta algo llamó mi atención, en el suelo de piedra del inmenso patio se dibujaba un profundo hueco de forma semicircular en el suelo. Me arrodille y toque la superficie._Una batalla_pensé. Y proseguí hacia el interior del palacio.

Era un enorme palacio de forma rectangular, en cuyo centro se hallaba otro patio mas pequeño sobre el que volcaban todas las estancias y justo en la zona central del mismo se alzaba imponente una fuente, de la cual aun manaba agua. Era esta la que provocaba el reflejo en las altos muros enmarcaban lo que parecía ser el acceso a la sala del trono u algo similar. Me acerqué lentamente a la fuente y me senté en su borde observando, como hipnotizada sus aguas.

Permanecí allí horas, inmovil, observando y escuchando el suave correr de las aguas. Llegado un momento me pareció ver un reflejo acerado en ellas, de un frio acero...

_¿Quien eres?
_ Nadie.

El agua seguia corriendo, el tiempo tambien transcurrió...todo en un suspiro.

_¡¡¡Vamos pequeña!!!_ gritó una voz tras de mí, despertandome de mi letargo.
_ Te he dicho que no me llames así_ respondí.
_ Vamos, no te enfades, pequeña. Estabamos preocupados por ti. Eso de desaparecer en mitad de la noche no esta bien_ replicó en todo divertido_ El resto nos espera. Tenemos que seguir nuestro viaje.

Lo miré sin un atisbo de sonrisa en mi rostro, y abandoné ese lugar con una extraña sensación de nostalguía mientras los primeros rayos del sol teñian de rojo el horizonte. Al final del camino nos estaban esperando, ya con todo recogido. Tenía que seguir el viaje. Mientras nos alejabamos eché un último vistazo a aquellas ruinas...

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Bueno, espero que os guste. Hace mucho que no escribo...demasiado tiempo para mi gusto.

2 comentarios:

Astinus dijo...

Genial, tiene un par de palabras que cambiaría (como la descripción de "bajito" del guia), pero nada más.

Destila que hay más historia detras de esto... y hace querer conocerla, intenta que no pasen otros 2 meses hasta el próximo relato ;)

olecram dijo...

Me ha gustado ana . Y me da la impresion de que existe cierta influencia de G.Martin en el relato,( aunque quizas sea por que es lo unico que he leido ultimamente).
A ver como continua la historia. Eso si , aun espero la continuacion de la historia del bosque .